El infundio mata. Pero más lo hace la vesania de la gente que cercena, censura, sutura, la creatividad de los creadores, al acusarlos, ¡horror!, de plagiarios. Esto ha sucedido con Zipriani, nuestro más cercano intermediario con el cielo y los gozosos placeres que nos esperan, si nos portamos como él quiere y seguimos siendo pobres.

Consultado el estratega de la salvación eterna, de sopetón y sin anestesia fuimos ilustrados y desmentidos para euforia nuestra y traducimos para el llano pueblo, siempre paciente y masoquista: “Plagiarios son aquellos que abusando de su fuerza secuestran a todos por igual, para exigir suculentas coimas que engrosarán sus bolsillos sin trabajar. Y por si acaso, nadie ha mencionado la palabra canonjía que circula por todos los recovecos del congreso. ¡No!. Ese pensamiento jamás ha cruzado veloz por nuestra mente, de por si suspicaz y desconfiada.

Plagiarios, también,-prosigue Zipriani-, son aquellos discentes que sin pudor se burlan de los docentes, y mediante audífonos y celulares bien dispuestos dan brillantes exámenes que se caen de maduros ni bien postulan a la universidad. Pero, ese es otro cantar.

O en el caso de alumnas, que escriben datos sobre sus primorosos muslos, a los que el profesor no miraría jamás, por cierto, salvo deliciosos descuidos imperdonables de las mismas plagiarias.

Estos son los verdaderos imitadores. Y a los que ningún fiscal, a pesar de su entereza y moral a toda prueba, demostrada a lo largo de la historia del Poder Judicial, ha procesado nunca. ¡Voto a brios!.

Es en atención a la prensa lapidaria como ella sola, que ilustres, reputados, esclarecidos, afamados, admirados representantes de nuestra cultura, ante tal batahola de difamaciones, han creado el “Sindicato de Copistas Copy Right Sin Roche del Perú”, cuya presidencia ha recaído en el preclaro, maaaagnífico, memorable representante del Vaticano, don Lhuis( con H) Zipriani.

Una de las pocas luminarias religiosas y políticas que nos quedan y a la que debemos engreír y apapachar para que no se sienta solo.( Pues aún no conoce mujer, según nos chismearon fuentes fidedignas ).

El caso es que el cardenal, que es menester recordar es pariente lejano de Ernesto Cardenal, ha sostenido con orgullo que es cierto. “Sí. He copiado. Porque la Ecclesiam Suam es tan mía como la de cualquier cristiano viejo. Al fin y al cabo-remató-es una señal del cielo, es una prueba evidente que nuestra mentalidad es la misma y que compartimos telepáticamente nuestros conocimientos y los usufructuamos en bien del pueblo católico”. Notable defensa del prelado que dejó sin habla a los cochinos agnósticos.

Lo acompañan en la directiva, el no menos sobresaliente y bohemio escritor, autor de Un mundo para Julius, Brays Echenique. Figura vilipendiada por los perdedores de toda la vida, reconoció haber puesto su nombre en los artículos de otro: “ Morote se merecía que alguien de renombre mundial ponga su rúbrica y así tenga mejor credibilidad en la opinión internacional. Es un favor que hago a mis paisanos, es una bondad que viene de mi familia aristocrática, de mi abolengo, o sea”, dijo el célebre copista, sorbiendo el último Johnnie Walker de la noche sin estrellas.

Ferrero, Solórzano y Urquizo novatos pero fogosos copistas de libros y proyectos de ley, también han hecho méritos suficientes para conformar la junta. Cómo no admirar su desvelar en las bibliotecas ratoneando textos. Eso no es fácil y no lo hace cualquiera. Hay que tener una faz  avenosa( sin venas) voluntad de acero y mano firme.

Yacosa fue descartado del sindicato, pues no pasó el enjundioso test, pues sus copias son simples entrecomillados y se sabe que Garrido lo habría echado no por copista, sino por el tono subversivo de sus textos. Así que no fue admitido en la respetable sociedad de copistas vivos.

Honor y gloria al “Sindicato de Copistas Copy Right Sin Roche del Perú”. ¡¡Sí, señor!!. La CGTP y la CTP ya se lo disputan para tenerlo entre sus filas.